martes, 26 de agosto de 2014

La importancia de prevenir

En algunas editoriales acostumbran a pedirle al autor una presentación escrita que detalle el público al que está dirigido el libro y cuál es el tamaño del nicho al que apuntan. Seguramente, también piden cuáles son las características socioeconómicas de los lectores. Esto sucede en el caso de los libros de autor, es decir cuando el autor se acerca a la editorial con una propuesta de libro.
Cada editor deberá evaluar los resultados de esta “ficha técnica” para determinar si el proyecto es viable o no.
En caso de decidir por editar un libro, el editor deberá supervisar principalmente dos cuestiones importantes: la extensión y los plazos de entrega. Gill Davies en su libro Estrategias para la construcción del catálogo explica: “Lograr que el autor cumpla con los plazos de entrega y con la extensión acordada es uno de los problemas más importantes que enfrentan los editores. Esto es especialmente cierto en el caso de la edición especializada, en que la escritura no suele ser el medio de vida de los autores. Cuando sus ingresos dependen de su producción escrita, por razones obvias, los autores son mucho más disciplinados respecto de ambos aspectos”.
En cuanto a la extensión, el original puede ser demasiado corto o excesivamente largo. En general los autores escriben más de lo que se pide, esto puede traer problemas ya que el exceso de páginas aumenta el presupuesto de impresión por ende aumenta el precio de venta. Cada editor debe saber cuál es el máximo que el lector puede llegar a pagar por ese tipo de libro en particular.
La fecha de entrega suele ser un conflicto importante. Puede pasar que los escritores se tomen demasiado tiempo para entregar o no entreguen en las condiciones correctas. Lo ideal, sugiere Davies, es anticipar los problemas. Esto significa averiguar si el autor tiene otros compromisos, si las fechas que pactó son realistas, determinar si entiende lo que significa para la editorial su retraso en la entrega.
Todos estos elementos deben constar en el contrato. También deben aparecer como cláusulas las regalías, la distribución y la promoción. Algunas editoriales exigen cláusulas como la de opción y la de ajuste. La primera de ellas, la de opción, establece que el autor debe ofrecer a la editorial su próximo libro. La de ajuste implica que las regalías aumenten con el volumen de las ventas.

A la hora de pactar estas cuestiones, es necesario pensar cada punto con detenimiento. Esto es importante para evitar problemas que pueden causar pérdidas financieras y de tiempo. Como suele decirse: “Es preferible prevenir que curar”. 

martes, 19 de agosto de 2014

Riesgos e incertidumbre


Gill Davies en su libro Estrategias para la construcción del catálogo menciona al editor como una persona con saberes innatos pero que se construye mediante formación académica y una constante actualización del entorno en que se mueve. Antes de saltar al precipicio con tiradas enormes, autores desconocidos o nichos no explotados, debe informarse, investigar y conocer. Precisa nutrirse de diferentes medios para saber qué tendencias vendrán y qué necesidades del público no están satisfechas.
El editor siempre estará obligado a asumir riesgos y a jugársela por cantidades, autores, formatos, etc. “Dentro de las paredes de la editorial, el editor cuida el libro, y el éxito o el fracaso de este dependerá de la habilidad del editor para hacer su trabajo de manera correcta y responsable”.
No solo eso, sino que el editor es una fuente de información en sí mismo, de él surgen las ideas y por eso es fuente de consulta: “Un editor eficaz demuestra cotidianamente que es un punto de referencia indispensable para los demás, una fuente de información, energía y entusiasmo”.
Para llevar a cabo este rol significativo son necesarias herramientas que, si bien pueden ser innatas, también pueden ser obtenidas mediante formación: 
“Las cualidades requeridas de un editor son una energía excepcional, buen criterio, nervios de acero, capacidad de concentrarse en los aspectos globales y en los pequeños detalles, curiosidad acerca de todo cuanto se relaciona con la actividad editorial y buen manejo de las relaciones sociales”.
Quizá la tarea más difícil de un editor sea la admisión y elección de originales. ¿Este autor se venderá? ¿Escribe adecuadamente para el público al que apunta? ¿Está abordado correctamente el tema? ¿Es momento de publicar un libro así? Estos son los primeros interrogantes, pero luego de elegir viene la siguiente catarata de preguntas: ¿Qué formato? ¿Estará dentro de una colección? ¿Cuál será la tirada?, ¿y los puntos de venta? ¿Cómo podemos publicitarlo de la mejor manera?
Constantemente hay autores buscando editorial y editores buscando autores. Para que este encuentro sea beneficioso para ambos, aparece la figura del agente literario. Este personaje le allana el camino tanto al autor como al editor, ya que gracias a su profundo conocimiento del mercado y de las editoriales puede elegir cuál es la más adecuada y lograr el mejor contrato. Además, va a controlar que se cumplan las condiciones de plazos y forma de entrega del autor y va a presionar a la editorial para que se distribuyan correctamente los libros en los puntos de venta y se realicen las campañas de marketing pactadas.
Para poder realizar esta evaluación minuciosa del mercado y no cometer grandes y graves errores, Davies asegura que es tarea del editor conocer el mercado mediante las siguientes actividades:
+ leer publicaciones especializadas
+ contactarse con agentes literarios
+ asistir a conferencias
+ estudiar los catálogos de otras editoriales
+ leer reseñas
+ asistir a eventos literarios
+ recorrer universidades y escuelas
+ realizar investigaciones de mercado

Este bagaje cultural que debe tener el editor lo ayudará a identificar si las propuestas que se le acercan son lógicas y adecuadas a la línea del catálogo. Este tiene que vincularse con el lector y su nivel. En esta parte entra en juego el mercado ya que el editor debe verificar que para el tipo de libro que quiere publicar haya lectores, haya mercado suficiente. Estudiar el comportamiento (de consumo) de estos lectores será clave para conocer el tamaño y el poder de consumo del mercado.
No hay que olvidarse de mirar a la competencia, ya que es un indicador de las tendencias y de los cambios que deben realizarse. Hay que mirar los precios, las temáticas abordadas, los autores, las campañas de marketing y todo lo que resulte pertinente para cada nicho.


Todos estos factores son importantes en el mundo editorial. Casi nunca van a llegar originales que serán libros perfectos, pero está en la inteligencia, el conocimiento y la intuición del editor hacer que un original imperfecto sea perfecto. 

jueves, 14 de agosto de 2014

Presentación- Ser editor

Elegir. Discernir. Intuir. Corregir. Conocer. Revisar. Diseñar. Recorrer. Construir. Arriesgar. Descubrir. Todas estas palabras y muchas más forman parte del mismo verbo: Editar.
Estamos editando constantemente, corrigiendo a las personas y, por qué no, a nosotros mismos. Es muy importante no subestimar nuestro rol. Siempre estarán quienes creen que somos un eslabón de más en la cadena hacia el público.
A todos ellos podemos decirles que ser editor no es fácil. No solo por la mirada del otro que a veces no entiende cuál es nuestro rol. Es una tarea difícil porque hay que asumir riesgos, saltar a lo desconocido sin red, jugársela por autores, por tiradas, por formatos, por puntos de venta.
No es fácil. Quienquiera probar que lo es o tan solo conocer el porqué de mis palabras, está invitado a pasar.