domingo, 14 de septiembre de 2014

"El rol del editor es compartir"

Nos visitaron Ezequiel Fanego, editor de Caja Negra, y Maximiliano Papandrea, editor de Bestia equilátera.
Charlamos sobre los procesos editoriales, la conformación de los catálogos y el rol del editor, entre otros temas de interés.
En buena medida pudimos escuchar en primera persona cómo se organizan estas editoriales “medianas”, que cuentan con pocas personas que cumplen varias funciones. En este tipo de estructura, el editor cumple un rol fundamental ya que cada acción llevada a cabo es una apuesta con mucho riesgo. Ezequiel Fanego, uno de los fundadores de Caja negra, compartió con nosotros cómo manejan la editorial en estos tiempos complicados: “Se trata de mantener una estructura pequeña con pocos costos fijos y con freelancers”.
Lo que tienen en común estas dos editoriales es la capacidad para crear una identidad bien marcada dentro del mar de libros. Esto se da, principalmente, por la elección de temas originales y por la capacidad de encontrar nuevos enfoques o autores. Ni Caja negra ni Bestia equilátera reciben originales, ellos mismos buscan a los autores de acuerdo a lo que creen que el catálogo necesita. Tratan de seguir “esa línea lógica que ata un libro con otro”. Maximiliano Papandrea de Bestia equilátera definió: “La editorial se inclina por editar narrativa extranjera del siglo XX, autores conocidos y olvidados o desconocidos. Generalmente son autores estadounidenses o británicos, pero tenemos ciertos desvíos con italianos, franceses o alemanes”.
Caja negra se caracteriza por mezclar temas diversos y vincularlos, por integrar saberes en un mismo proyecto. Tienen libros de música, de filosofía y de arte en su catálogo y siempre apuestan a ampliar sus líneas en esa dirección, ya sea agregando géneros musicales o apuntando a diferentes nichos. “Tratamos de pensar siempre en qué aporte hacemos y a quién podemos ayudar, siempre buscando que los libros tengan afinidad y que sean un reflejo de nuestras lecturas. Si encontramos un nicho nuevo, tratamos de investigarlo bien para que se enteren de nuestros libros”, explica Fanego.
En cuanto al trabajo del editor, ambos editores coinciden en que el rol principal es compartir con el lector. “Muchas veces un libro te entusiasma tanto que querés hacer todo lo posible para que exista”, refiere Papandrea al hablar de la frustración que surge cuando un original no coincide exactamente con la línea editorial. A veces se quiere forzar algo que no va y a veces aventurarse da sus frutos. Tanto Caja negra como Bestia equilátera se arriesgaron con algunos proyectos y estos les dieron muchas satisfacciones. En el caso de Caja negra, publicaron un libro de hip hop, género no muy explotado en el habla hispana, su principal problema fue cómo llegar a aquellas personas que podían comprar el libro. “Investigamos mucho el perfil de este público y descubrimos que tienen medios de comunicación muy marcados: programas de radio, blogs, revistas, etc. A partir de ahí, nos comunicamos y entre ellos fueron recomendándonos a qué personas nos teníamos que acercar”, relata Fanego. 
En el caso de Bestia equilátera tuvieron éxito con la apuesta de traducir el libro Rojo Floyd del italiano. “Conocí en una feria a una agente literaria italiana y le pedí que me recomiende libros para leer, uno de ellos fue Rosso Floyd de Michele Mari. A penas lo leí, me encantó y quise publicarlo. Lo compartí con uno de los editores y también le gustó. Si bien era una desviación dentro del catálogo, ya que principalmente publicamos narrativa norteamericana o inglesa, tomamos la decisión de editarlo y terminó gustando mucho a nuestros lectores”, recuerda Papandrea.
Ser editor tiene aciertos que se logran gracias a dar el salto a lo desconocido, a arriesgarse a nichos nuevos, autores nuevos o pequeñas desviaciones. Lo importante es que el catálogo refleje la identidad de la editorial y que el sello deje una impronta dentro del mercado y en la cabeza del lector. 


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