lunes, 13 de octubre de 2014

Autor, autoría y autoridad

Los autores David Finkelstein y Alistar McCleery intentan indagar en la historia del libro (Introducción a la historia del libro, Paidós, 2014). Tamaña tarea no es fácil de abarcar, pero de alguna manera logran desarmar cada etapa desde distintos enfoques.
En esta ocasión exploraremos el capítulo “Autores, autoría y autoridad” que hace un recorrido histórico para demostrar la relación entre cada una de estas poblaciones según la época y la tecnologías que iban surgiendo.


Era monástica: la Iglesia era quien tenía la autoridad ya que era la institución que tenía las personas capacitadas para editar y controla aquello que se podía escribir (la línea ideológico de lo que se escribe).
Entre los actores representativos de esta época, San Buenaventura realiza una clasificación de acuerdo a qué tanto se interviene en un texto. Diferencia entre:
Escriba (quien transcribe un manuscrito de otro, hace copias)
Compilador (une textos de otros en un tomo)
Comentarista (agrega un comentario personal a los textos de otro, siendo estos mayoría)
Autor (mayoría de producción zpropia)


En aquel momento histórico había además iluminadores (ilustradores), rubricadores y copistas.
Debido al surgimiento de las universidades, crecieron las bibliotecas y, por ende, los lectores, quienes alquilaban los manuscritos o iban a los distintos recintos a copiar la información que necesitaban. Acompañando este crecimiento, surgieron diferentes géneros por fuera de la Iglesia.


Edad media: surge la figura del mecenazgo. Los mecenas encargaban los originales a los patrocinados autores para la corte a cambio de regalos materiales, honor y estatus. Esto generó una pérdida de autoridad del autor, ya que al encargarse temas puntuales para su escritura, se pierde el sentido creativo. De todas maneras, existían autores que escribían por fuera de la corte, creando así un circuito paralelo.
Este sistema de mecenazgo tenía una posibilidad de cercanía con el público lector y no dejaba al libro librado al endeble gusto del “público popular” (Raymond Williams).


Renacimiento: con el surgimiento de la imprenta vino el aumento del público y de la variedad de géneros de escritura. Surge la figura del editor, casi como lo conocemos hoy en día.


Patrocinio: el autor es el responsable de su libro y es su dueño. Comienza a preocupar el tema de autoría y el derecho de autor, por lo que se establece el Copyright que simboliza el derecho a escribir. Surge el sistema de anticipos a autores y de regalías, así como los derechos temporarios por edición o por tirada. Se empieza a experimentar con las novelas por parte y por suscripción, además del sistema de riesgo compartido en el que autor y editor pagaban la edición a medias para evitar grandes pérdidas monetarias.


Era industrial: aumento de los medios de comunicación que sirve para lograr una mejor difusión de los libros, lo que sirve para que la industria editorial se empiece a ver, justamente, como una industria. Proliferaron las editoriales generales y específicas para satisfacer las necesidades de los nuevos lectores burgueses que consumían en cantidad y generaban un ingreso sostenido en las editoriales. Estos progresos, sumados a los avances en la tecnología, hicieron que la impresión de los libros sea más barata. La edición se convirtió en un oficio. Surge, a su vez, la imagen del agente literario que negocia los derechos del autor en cuanto a tirada pero también en cuanto a difusión de su obra. El aumento de los medios de comunicación ayudó al desarrollo del marketing y las estrategias de venta. Estas herramientas fueron usadas para la promoción de los libros junto con las giras promocionales, las lecturas y las firmas de ejemplares.

Hasta aquí la historia de la autoría para estos autores. Luego de esta descripción de las etapas, viene un apartado con las teorías literarias que fueron surgiendo en torno a la figura del autor. Faltaría incorporar una exploración detallada sobre esta última época, la era digital en la que la figura del autor cambia completamente y en la que el debate sobre los derechos del autor está en boga.

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